lunes, 7 de mayo de 2012

SUPERDOTADOS

Hoy en la clase de Necesidades Específicas de Apoyo Educativo hemos tratado el tema de los niños superdotados intelectuales.

Definición según CI

Tradicionalmente se ha identificado la superdotación con un alto cociente intelectual (CI) desde que Lewis Terman publicó la escala de inteligencia Stanford-Binet en 1916. Según esta definición, un superdotado sería todo aquel que alcanza una puntuación de más de 130 puntos en un test de CI. Esta percepción subsiste hoy día, siendo una forma muy extendida de identificación de superdotación.

Siguiendo esta línea, algunos pedagogos y psicólogos presentan la siguiente clasificación para describir diferentes niveles de superdotación intelectual, con el CI como punto de referencia:

Inteligencia brillante (no alcanza la superdotación intelectual): más de 115 de CI. Representa aproximadamente el 16% de la población (dieciséis de cada cien).

Superdotación intelectual moderada: Más de 130 de CI. Representa el 2,0% de la población (dos en cien).

Superdotación intelectual alta: Más de 145 de CI. Representa el 0,1% de la población (uno en mil).

Superdotación intelectual excepcional: Más de 160 de CI. Representa el 0,003% de la población (uno en treinta mil).

Superdotación intelectual profunda: Más de 175 de CI. Representa el 0,00003% de la población (uno en tres millones), es decir aproximadamente 2330 personas en el mundo con la población de 2011, que se aproxima a los 7 mil millones de habitantes.

Las críticas más habituales hechas a este modelo son idénticas a las expresadas contra el concepto mismo de cociente intelectual en general: solo miden un factor del individuo, sin tenerlo en cuenta en su totalidad; y los tests pueden contener preguntas que introduzcan factores sociales y culturales que manipulen el resultado (una prueba de matemáticas avanzadas para alguien que no haya recibido dicha formación, o acerca de conocimientos propios de un entorno social concreto).

Sin embargo, otros investigadores7 han sugerido desde la primera mitad del siglo XX que el intelecto no puede expresarse de una forma tan unitaria, dando lugar a otras aproximaciones más ámplias al concepto de inteligencia. En esta línea, investigaciones desarrolladas en las décadas de 1980 y 1990 han proporcionado datos que apoyan el concepto de múltiples componentes de la inteligencia, lo que ha llevado a la teoría de las inteligencias múltiples. Bajo este punto de vista, la superdotación no es solo atribuible a un alto CI, sino que deben darse también otros elementos, múltiples cualidades de las cuales no todas son de tipo intelectual. En este contexto, identificar superdotación con CI se percibe como un error conceptual y una simplificación inadecuada.

En este contexto, la mayoría de autores distinguen diversos casos que, siguiendo la definición tradicional, serían todos identificados indistintamente como superdotación intelectual, dependiendo de si el individuo resulta sobresaliente en una, varias, o todas las posibles formas de inteligencia:

Talentos simples: percentil superior a 95 en una determinada capacidad: cálculo numérico, aptitud verbal, creatividad...

Talentos múltiples: percentil superior a 85 en dos capacidades: verbal + numérico, creatividad + verbal, ...
Talentos complejos: percentil superior a 80 en tres capacidades: académico (verbal+lógico+gestión de memoria), artístico (espacial+lógico+creativo), matemático (numérico + lógico + espacial)...
Superdotación: percentil superior a 75 en todas las capacidades relacionadas con las aptitudes intelectuales tradicionales, junto con la creatividad.

Englobados dentro de un paradigma más actual, los distintos talentos serían formas específicas de "altas capacidades intelectuales", diferentes de la superdotación, y por tanto con distintas características y problemáticas. Siguiendo con esta línea, y ante la dificultad técnica de realizar tests de CI a niños muy pequeños, se prefiere hablar de "precocidad intelectual" en los casos de niños de altas capacidades intelectuales, retrasando una definición más exacta hasta el momento en que sean fiables los tests correspondientes (entre los 8 y los 12 años). En cualquier caso, la problemática a esas edades es la misma, y se sugiere la misma aproximación en cuanto a educación, sin distinciones.


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